viernes, 6 de julio de 2007

Lección #7: Enfermándose


Tipo: Actitud
Nombre científico: Perpetuo doloris
Nombre vulgar: Hipocondríaco

Una técnica efectiva para volverse un completo insoportable es inventarse males físicos de manera constante. Si se suma usted a aquéllos que presentan siempre una dolencia, de seguro la gente comenzará a escasear a su alrededor.

Un primer paso es poner la enfermedad de turno en la tabla de conversación. La manera más evidente –y muy efectiva, por cierto– es responder al clásico “¿Cómo estás?”, pregunta por lo demás retórica la mayoría de las veces, con un “aquí, sobreviviendo”, para seguir con una enumeración de las dolencias. Buena parte de la gente se despedirá presurosa, arguyendo importantes trámites pendientes.

Si su interlocutor es paciente, pruebe con la enumeración de la más repugnante sintomatología: pus, infecciones en zonas sensibles, supuración, todo sirve.

Para ser un hipocondríaco eficiente, debe documentarse. En este punto las enciclopedias médicas e Internet ayudan mucho, proveyendo infinidad de novedosas enfermedades y síndromes a los cuales echar mano. Muy importante es elegir enfermedades graves y extrañas, no vaya a ser cosa que el interlocutor haya sufrido lo mismo y la conversación se extienda innecesaria y desagradablemente.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

También les gusta mucho el tema de la automedicación y la medicación a terceros. Nada que los haga más felices que recomendarle a un amigo el remedio X para el dolor de huesos, o el Y para la alergia. son muy solidarios con el dolor ajeno, y como saben de qué se trata la dolencia(porque lo han vivido, mil veces peor), están plenamente facultados para recetar el fármaco preciso para el mal en cuestión .

Nicole.- dijo...

jaja lo lei completo, me gusto mucho
seguire los pasos xD
no...buen blog me encanto :)

CandyFunto dijo...

Señora virtual, el derecho -y deber- de medicar al resto se basa en un vasto conocimiento de prácticamente todos los males. Y ese conocimiento empírico lleva al hipocondríaco a solidarizar profundamente, pues conoce las vicisitudes de la enfermedad. Nada más solidario que un enfermo con otro.

Rodrigo, qué bien que te haya gustado el blog. Vuelve cuando quieras.

Nicole, sigue los pasos y asegurarás tu metro cuadrado. Garantizado. Si vas sumando lecciones, nadie podrá soportarte. Ni tú misma, probablemente.

montt (el que no dibuja ni palitos) dijo...

Siguiendo las lecciones se asegura uno mucho más que un metro cuadrado... sobretodo si se comienza a contar la ubicación de un desagradable e incidioso 'prurito'...

Anónimo dijo...

Pues a mi me duele el estaclecio y no se si ir al médico o encontrar un remedio casero. Sabéis lo que es el mal del estaclecio pues por lo visto es una dolencia que sólo afecta a poquita gente, y me ha tocado a mí.


Besos para todos
la dama de Shalott

CandyFunto dijo...

Montt, es verdad. Muchas veces, sobre todo si se sigue al pie de la letra las recomendaciones, el espacio se acerca más bien a la hectárea (o a su equivalente en acres, para los de otras tierras).

Dama, ésa es exactamente la actitud. Responde eso cuando te saluden y te asegurarás algún tiempo -y espacio- sin que nadie te incordie.

Anónimo dijo...

bueno si la enfermedad tiene un nombre de apellido como el mal de "Fidaroski", eso aumenta valor x su exclusividad: no cualquiera la tiene e implica haber conocido mucho doctor, ser caso estraño y digno de junta médica.

Alguien dijo...

esta bueno lo que haces

Anónimo dijo...

Ufa. Son lo peor. Y si uno es médico, es mil veces peor. Porfa que no se te vaya a ocurrir soltar el dato en mitad del carrete porque enseguida ya los tienes a todos encima diciéndote. En serio? Oye, el otro día me empezó a doler acá... Maldita sea, creo que tengo que estudiarme el resto del manual pa espantarlos.

L.L. dijo...

Excelente, tengo una "amiga" que no solo es así sino que ademas es autorreferente (vease leecion 1) con respecto a sus dolencias/problemas, que por supuesto siempre son peores que los tuyos.

Anónimo dijo...

Libni desde Aguascalientes, México.
Hola, acabo de descubrir este blog y me encuentro fascinada.
Y en este tema (Dios!) me siento tan identificada, lo peor no son aquellos que se quejan de todo sino las competencias de hipocondriacos.
En cierta casa donde crecí, nadie puede decir que tiene un dolor de cabeza, un simple retortijón de estómago porque comienza la lucha sin cuartel en la que todos sacan a relucir sus más insólitos achaques; uno a uno hasta que al final se van dando por vencidos (o por hartos, escoja usted) y el ganador se alza entre todos diciendo, casi siempre "Pero ya me siento mejor".
Líbranos "Jebús"de los achacosos.