
Tipo: Actitud
Nombre científico: Misteriae aparentatis
Nombre vulgar: Misterioso
Una buena opción para quienes desean despejar su ambiente de indeseables interlocutores, pero sin caer en conductas tan agresivas, es la de rodearse de un aura de misterio. No del real, por supuesto, sino de uno fingido, y que se base primordialmente en secretos sin importancia alguna.
Lo primero al usar esta táctica es presentarse tarde al lugar, o ausentarse temporalmente –aproveche de ir al baño, rellenar su vaso o fumar un cigarrillo –de manera intempestiva. Luego de algunos minutos podrá volver –o llegar, si optó de antemano por esta táctica –acusando “problemas importantes que no puede comentar”, sin dar más detalles, pero cuidando de utilizar un tono de voz y gestos que indiquen que se trata de asuntos altamente secretos.
Ya dominada esta primera fase, puede pasar al segundo estadio del misterioso: las llamadas telefónicas. No importa si son reales o no –de hecho, funcionan mejor las fingidas –lo importante es responder el teléfono con la misma cara y voz de misterio practicadas anteriormente, e idealmente alejarse un poco de quienes desafortunadamente lo acompañan. Mantenga un tono de voz bajo y utilice monosílabos. Recuerde que debe dar la sensación de secreto. Al volver, recalque que no puede contar nada sobre la llamada que acaba de recibir.
Por último, puede recurrir a una simple pero efectiva técnica: nuevamente finja una llamada, pero esta vez responda frente a su interlocutor con alguna frase del tipo “no puedo hablar en este momento, hay gente de la que dudo” o “te he dicho que no puedo hablar por esta línea, está intervenida”, para luego cortar la llamada y seguir conversando como si nada hubiera pasado. Y siempre, independiente de las demás técnicas, frente a cualquier tema de conversación comente que está desarrollando trabajos, proyectos o cualquier cosa en esa área “muy interesantes pero secretos”, de los que obviamente no puede hablar. Verá cómo rápidamente goza nuevamente, al fin, de su sagrado espacio.