Nombre científico: Paranoicus severus
Nombre vulgar: Perseguido
Mostrar un comportamiento paranoico es quizá uno de los más eficientes modos de alejar a los invasores de nuestro sagrado espacio. El perseguido es sin lugar a dudas un ser insoportable, y mientras más cosas lo hagan ponerse a la defensiva, mayor será la fortaleza de su atmósfera personal.
Un buen punto de partida es llegar al lugar de los hechos –cumpleaños, asado, bautizo, todo evento sirve- preguntando por qué estaban hablando de usted. Ante las caras de asombro, simplemente refuerce su idea, con frases como “no se hagan los tontos, yo sé que me estaban pelando” o “claro, ahora hacen como que son mis amigos, pero los escuché cuando hablaban mal de mí”. Luego de eso, intégrese a la conversación como si nada hubiese pasado.
Luego de un rato tranquilo –siempre es conveniente dar una impresión algo desequilibrada- comente (invente, si es necesario) todas las cosas malas que le han pasado últimamente, y cómo cada una de ellas se debe a la persecución que sufre por parte de su jefe y compañeros de trabajo. Repita el proceso con historias familiares, deportivas, sociales, lo que sea. Lo importante es que haya “perseguidores”, o conocidos de ellos, entre los presentes.
Llegado a este punto, es bueno hacer una pausa para ir al baño. Si alguien lo mira, preocúpese: probablemente tiene el cierre del pantalón abajo, o un resto de perejil entre los dientes. La escapada fisiológica le permitirá, además, volver a aplicar la primera parte del ejercicio, cuando al volver increpe a sus contertulios –los que vayan quedando, ya que de seguro algunos habrán huido en su ausencia- con un “me voy tres minutos y se ponen a pelarme”. A estas alturas, probablemente esto sea cierto.
El clímax de esta estrategia es combinarla con la Lección #18, invocando el karma y el equilibrio planetario que hará que todos sus perseguidores paguen lo que le han hecho. Terminada la perorata astral, siéntese a disfrutar nuevamente su preciado espacio. Y recuerde: un paranoico consumado se queda hasta el final de cualquier evento, para evitar pelambres en su contra.